1. Empieza con una respiración consciente. Pregúntate “Cómo estoy?” “Tengo hambre?” “Dónde está mi pensamiento?”
Aquí, “respiración consciente” se refiere a la intención y no a ninguna forma concreta de respirar. Thich Nhat Hahn sugiere esta frase: “inhalo, se que estoy inhalando, exhalo, se que estoy exhalando”. Así, tal vez nos daremos cuenta que estamos irritados y decidiremos comer un poco más tarde. Una buena digestión depende también de nuestro estado emocional.
2. Agradecer por el alimento y reconocer todos los elementos presentes en cada alimento
Esta es una práctica que puede ser tan simple como solamente agradecer por tener el alimento, hasta ser consciente de toda la cadena que lo ha hecho posible: la tierra, la lluvia, el sol, los agricultores, los transportistas, el cocinero…
3. Mirar la comida con interés y curiosidad. Estar abiertos a la experiencia sensorial
Estar atentos a los sabores, texturas, olores y colores nos ayuda a disfrutar más de la comida, a estar más presentes y abiertos a probar nuevos ingredientes.
4. Masticar como si no tuvieras nada más que hacer
Esto te ayudará a comer más despacio y a comer menos. Hay propuestas meditativas de masticar 26, 52 o 100 veces. Lo más importante es poner una cantidad moderada de comida en la boca y masticar completamente el alimento. Además, esto facilitará la digestión, que empieza literalmente en la boca. Recordemos que el estómago no tiene dientes.
5. Crear o elegir un ambiente tranquilo
El silencio externo también es muy importante; apagar la tele, la radio, el ordenador o el móvil. Adoptar una actitud de amabilidad hacia las otras personas. Es un momento oportuno para hablar con la familia y cuidar los lazos afectivos. Sin embargo, también se puede hacer el ejercicio de comer en silencio esporádicamente. Si estás sólo, aprovecha para desconectar los aparatos electrónicos y comer sin distracciones.
6. Adoptar una dieta saludable lo más coherente posible con los criterios ecológicos y de justicia social
Elegir alimentos sanos para nuestra salud, para la salud del planeta y también tener en cuenta que se respete la dignidad y los derechos de las personas que producen/cultivan lo que consumimos.
7. Cocinar
Cuando cocinas no solamente tienes control de los ingredientes que utilizas, sino que además, tienes la oportunidad de convertir la experiencia culinária en una práctica meditativa. Tal y como pasa en el momento de sentarse a la mesa, la consciencia a la hora de cocinar también se puede dirigir a desarrollar la gratitud para con los alimentos disponibles, reconocer su belleza, estar atento a cada gesto o ver nuestra relación con el todo.
Ellen Lima
Yoga Terapéutico, Consciencia Corporal, Nutrición Consciente