En 1998, la Revista de la Asociación Médica de Estados Unidos (JAMA en inglés) informó que un programa de yoga de ocho semanas tuvo resultados positivos para las personas con síndrome del túnel carpiano. Estos resultados prometedores recibieron mucha publicidad, lo que generó interés entre el público general y profesionales de la salud sobre el potencial del yoga como una modalidad terapéutica. Luego de enterarse de un estudio de este tipo, muchas personas, incluyendo médicos, pueden creer que pueden entrar en cualquier clase de yoga con una enfermedad médica y ser sanado. Pero el hecho es que, si alguien con el síndrome del túnel carpiano se presenta en una clase de hatha yoga que incluye posturas que son de soporte de peso en las manos y muñecas (por ejemplo La plancha, El perro mirando hacia abajo o El pino), fácilmente podrían terminar peor que cuando comenzaron. Así, mientras que estos estudios ayudan a crear conciencia sobre el yoga, es crucial que podamos discernir la diferencia entre una clase de yoga típica y el Yoga Terapéutico.
En mi experiencia, muchos alumnos buscaron yoga por recomendación de su médico para problemas de espalda, de tensión e incluso después de una cirugía en la columna. La mayoría desconocía que existe una disciplina de Yoga Terapéutico. En una clase regular no todos los profesores tienen el conocimiento y preparación para adaptar la práctica a condiciones específicas como las mencionadas anteriormente y el alumno corre el riesgo de agravar su condición.
¿QUÉ ES EL YOGA TERAPÉUTICO?
El Yoga Terapéutico está basado en el conocimiento profundo de la anatomía y fisiología del cuerpo humano, para adaptar la práctica en función de las características biomecánicas y patológicas del practicante con el objetivo de equilibrar nuestro físico de manera individualizada.
Las clases pueden ser más suaves y menos exigentes que una clase de Hatha Yoga pública y puede haber más énfasis en la práctica de la relajación, meditación y visualización (es sabido que la relajación en sí ya es terapéutica).
Se da especial relevancia al alineamiento corporal en las posturas de yoga y puede haber mayor uso de apoyos (como mantas, sillas, cinturón o incluso si hace falta la pared).
Una de las principales diferencias entre el Yoga Terapéutico y Hatha Yoga es que las clases del Yoga Terapéutico son personalizadas o bien realizadas en grupos reducidos y están diseñadas específicamente para reequilibrar los desajustes físicos y ayudar a mejorar las afecciones orgánicas y/o psicológicas de los practicantes.
La práctica personalizada
Cada persona está mecánicamente organizada de una forma distinta. Todos tenemos anormalidades y asimetrías en la alineación de nuestros huesos o en la tensión muscular, incluso sin que seamos conscientes de ello; por ejemplo, rodillas en valgo (en -X-), un hombro más alto que otro, pies planos o cavos, curvaturas escolióticas, anomalías en la posición de la pelvis, una tendencia crónica a inclinar el cuerpo hacia adelante, etc. Las anomalías en la alineación ósea y articular desencadenan una respuesta muscular y fascial para mantener la funcionalidad del cuerpo dentro del desequilibrio que, en mayor o menor medida, todos tenemos. Dichas tensiones miofasciales y los conflictos mecánicos articulares son los responsables, conjuntamente con la inadecuada utilización del cuerpo, de la mayor parte de procesos dolorosos y patológicos del aparato locomotor.
La práctica del Yoga Terapéutico también trata nuestras dolencias, a través del desarrollo de una conciencia despierta, y se apoya en la premisa de que el cuerpo tiene abundantes recursos y está dotado con una capacidad plena para la autorregulación y autoequilibrio. Sólo hay que tocar las “teclas” adecuadas para estimular dicha autorregulación. Dicha práctica supone también una potente herramienta preventiva (no sólo terapéutica) tanto desde el punto de vista físico como psicológico.
Conexión Cuerpo-Mente
En las clases de Yoga Terapéutico no pretendemos reforzar lo que ya pensamos sobre nosotros mismos y nuestra dolencia (automatismos mentales que nos mantienen anclados) sino que, por el contrario, buscamos una manera nueva de explorarnos y tratar nuestra condición física. Establecemos una dinámica de confianza con nuestro cuerpo, sin caer en la pasividad ni relegando toda la responsabilidad de la curación al terapeuta, como normalmente hacemos, sino tomando física y mentalmente un papel activo, protagonista, en el viaje hacia la sanación.
Tomamos plena responsabilidad en el proceso de curación dándonos cuenta de que nuestra salud depende de nosotros mismos, de nuestros hábitos diarios tales como la postura corporal, el tipo de movimientos que realizamos, dieta, relaciones personales y relación con las dinámicas mentales (estrés, nerviosismo, tristeza, insatisfacción, decepción, miedo, rabia etc.). Entendemos que no podemos seguir con las mismas tendencias y hábitos y esperar a que el dolor desaparezca. Los verdaderos cambios ocurren cuando vemos al cuerpo como un organismo unido e interrelacionado, donde nuestros pensamientos, palabras y acciones juegan un papel crucial en nuestro bienestar.
El profesor de Yoga Terapéutico
Los profesores de Yoga Terapéutico tienen un nivel de conocimiento de la anatomía, fisiología y patología del cuerpo humano que les permite plantear la práctica de sus alumnos y la de ellos mismos de manera más consciente, terapéutica y eficaz.
¿Cuál es la responsabilidad del alumno?
El Yoga Terapéutico no está hecho para que el profesor haga el ̈trabajo ̈ por el alumno, es decir, el profesor no ̈sana ̈ al alumno. Es la responsabilidad del alumno incorporar los hábitos adecuados en el día a día y practicar regularmente prestando atención a su alineamiento físico en las posturas de yoga y a su respiración. Es crucial que el alumno no se identifique con su lesión y se prepare a sí mismo para un estado físico y emocional libre y dichoso. Además, el alumno tiene que estar abierto a la opción de que su condición física mejore claramente en relativamente poco tiempo.
Adaptado del artículo “¿Qué es el Yoga Terapéutico” de Or Haleluiya, presidenta de la AEYT, publicado en la revista Yoga Journal.